«[…] toda la sabiduría humana se encerrará en estas dos palabras: Confiar y esperar».
Alejandro Dumas, El conde de Montecristo
Nota biográfica


Nací allá donde abunda el vino y nadie se siente extranjero en el conqueridor invierno de 1998; heredé el amor por la literatura de mi abuela: una mujer que en cuanto aprendió a leer y a escribir, ya en la edad adulta y después de criar a sus cinco hijos, dedicó gran parte de su tiempo a la poesía. Al igual que mi abuela, tampoco he ido a la Universidad; y aunque no tenga cinco hijos, crio a mis dos bribones mientras trato de sacar espacio para la literatura.
Pretensiones

No deseo engañar a nadie: apenas tengo experiencia en este dilatado universo de la pluma; todo lo que he hecho hasta ahora se encuentra en el pequeño taller literario al que empecé a asistir con diecinueve años en Palencia, mi ciudad adoptiva. Ahí se hallan mis ideas en silencio, ocultas en una cajita de madera, como esos males que en su momento encerraron los dioses por miedo a que un día se desvelaran.
¿Pero acaso no quedó en el fondo del tal recipiente, una vez abierto, la esperanza?
Soy consciente de que en estas fechas que nos han tocado vivir se tiende a simplificar el arte; empero hállome casi por entero segura de que, al igual que yo, hay mucha gente que está cansada de unos tiempos modernos que siempre nos hacen leer lo mismo. Mi intención es crear una obra que despierte nuevamente el interés en los lectores nostálgicos; una obra que atraiga a aquellos que nunca han tenido la ocasión de conectar con el pasado; a aquellos que nunca se han animado a leer algo parecido… No sé si pecaré de ingenua o de ambiciosa, ¡mas tal es lo que busco!